domingo, 30 de enero de 2011

Cuba que me replete los ojos llorosos

Por Gregorio Santos

¿Recuerdas la última vez que te sentiste a salvo? Las manos tibias y los ojos claros, bebías un café frente al parque escuchando música proveniente de algún lugar de salsas y maracas, te sentiste infinito e invencible, del lado de dios y en el lugar más cálido del planeta, aún mas que en el propio ecuador. Los chicos con cuerpos de mantequilla de maní jugaban béisbol y te llamo la atención aquella técnica que nunca entendiste. De repente quisiste jugarlo, entonces tomaste tu cámara para retratarle hasta el aura a aquel ladrón de tus anhelos, solo unas pocas fotos antes que te dijera ¡Basta! ¡Basta de fotos que aquí no es el zoológico chico! justo ahí termina la calma.

Las melodiosas caras chocolates que nos han de perturbar la existencia hoy en día, son dignas de unas cuantas líneas; párrafos abiertos al melodrama de la opinión narrativa y las vivencias del chico viajero que se diluye entre los barrios sabrosos de olores a tabaco, aserrín y yerbabuena, colores cálidos y naturales, casas que nos transportan a alguna risueña película de Mauricio Garcés o a un cuadro de Tamara de Lempika; el avant-gard de la A a la Z, y las heladerías al estilo de los años sesentas que ofrecen gigantescas malteadas de fresa, chocolate y vainilla sostenidas por hermosas mujeres rubias de sonrisas honestas y tranquilizantes que te recuerdan la desventaja que se vive en las sociedades modernas donde siempre es tarde y todo parece extraño. La prisa es vicio y las palabras son significados literales compuestos de letras con sonidos vocales o consonantes: palabras.
La poesía ha muerto para el occidente empresarial y globalizado. En cambio ha resucitado en una forma alternativa, congruente en tiempo y espacio con su paradigma post-moderno: lo de hoy es el twitter y el blogging desde un BlackBerry. Las reflexiones se dan cuenta de su existencia en un lugar común flexible, y en ocasiones carentes de observación y entendimiento, aunque claro está, que como producto se obtiene bastante proyección global e intercambio cultural. Sin embargo hay una cosa que no se puede negar, las cosas han cambiado y la poesía ya no se lee en los cafés y las calles. Es por esto que vale bien la pena regresarle al tiempo un poco de lo que le hemos arrebatado con tantas prisas, prozac y fast food ¿Que tal unos cincuenta años atrás? para así valorar más las cosas que nos quedan intimas y sacan el llanto desde lo más profundo de nuestros corazones. Y de repente te encontraste perdido caminando sobre un bulevar repleto de sonrisas blanquecinas a las doce del día y entras a una tienda de discos, te das cuenta que hay un poeta recitando en voz alta para una mujer con cabellera dorada, una leona con labios vigorosos y pechos suculentos a la que todo el público presta gran interés, piensas que es conocida en su ciudad, ella se mantiene firme y delgada que florece mientras te mece con su poderosa voz de veneno de alacrán.

Durante mi estancia en Cuba hubo tres factores detonantes que trazaron el lienzo que hoy por hoy he de dibujar, el de las verdades a secas que con el sesgo natural de un narrador insano resonaran a continuación en la cabeza de todos los aquí reunidos. Cuba es una nación altamente calificada, consciente de su importancia en el tablero global, hambrienta de atragantarse al mundo y conocerle desde el gusto, el olfato y las amígdalas. Es por esto que los factores en los que se dirige la presente narración son los siguientes: el de “la magia del cubano para sacar la papa”
[1]; el de la conciencia colectiva de una Cuba que no es libre y su apatía hacia los cambios sociales y políticos anunciados por Raúl Castro; y por último el factor de la hostilidad latente para trabajar por un estado obsoleto y esquizofrénico. Siguiendo entonces esta línea de acción empezamos y música maestro.

Al llegar al hotel fuimos testigos del típico y burocrático, aunque más bien le llamaremos andropáusico cuban costumer´s service: dos horas esperando por una habitación que recibimos sin agua caliente, inodoro inservible y un refrigerador descompuesto. Mientras nos dábamos a la ardua tarea de esperar como impacientes americanizados que pagaron su módico paquetito all inclusive que consiste en avión-hotel-desayuno-transporte por 500 dólares; fuimos a tomar un autentico mojito al bar, el mesero era relajante, muy atento y platicador, mi amigo del viaje que no entendía nada de Cuba pero sediento por entender el sistema, y yo con retóricas absurdas sobre lo que se vive en la isla: verdades a medias. A ojo de buen cubero no hay quien le dispute. Orlando nos platico sobre "la magia para sacar la papa", frase que es común en Cuba. Nos explico muy paciente el asunto de una pirámide que seguramente se estudia en economía, pero aquí entre nos, lo que quiso decir fue que en Cuba la pirámide esta invertida, los profesionistas más calificados ganan menos que un mesero, barista o taxista ¿Porque? bueno por una sencilla razón, porque los primeros pueden ganar hasta 50 dólares al mes al ser médicos, científicos, ingenieros, mientras que los segundos ganan 12 dólares al mes, pero se ganan los 50 dólares por semana mínimo debido al turismo y sus transas. El salario regular de un trabajador en Cuba es de 12 dólares al mes, que vienen siendo 288 pesos cubanos. Vamos aterrizando señores ¿Que te compras con un peso cubano? lo mismo que con el mexicano, absolutamente nada. Con 2 pesos cubanos te compras un paquete de dos condones y un lubricante muy práctico en una isla llena de manjares corpóreos y muy accesibles; con 5 pesos una cerveza, una bolsa de lentejas, arroz o frijoles en alguna de esas tiendas comunitarias; con 15 pesos cubanos puedes comprar una pizza chica abarrotada de un muy mal queso, ya que en Cuba la comida no es precisamente un manjar. Sin embargo en Cuba existen dos monedas, los pesos cubanos que se utilizan en el centro por cubanos y algunos turistas culturales, y los pesos convertibles o CUC. Cada peso convertible equivale a 80 centavos de dólar, es decir es más caro que el dólar, es por esto que gastar en Cuba es como gastar en Miami chico. En los hoteles y las zonas turísticas donde consumen turistas y cubanos puedes comprar una cerveza o un autentico mojito en algún bar del centro, con 2.5 CUC un clásico sándwich de queso con salami y jamón; con 15 un plato de langosta, arroz y ensalada; o bien así una pizza y ensalada en "La Rampa" la zona rosa de encuentro por excelencia, repleta de maricas dotados y educados al muy original cuban costumer´s service: enamorar a los turistas a cambio de unos cuantos CUC´s para ir de compras a la tienda de adidas ubicada en el bulevar de las sonrisas blanquecinas mencionado anteriormente.

Es decir que, "la magia para sacar la papa" es la condición necesaria y artística, sumergida en la idiosincrasia del cubano promedio. Sin hacer más allá de su trabajo remunerado los cubanos no lograrían “hacerla”. Es por esto que muchos se ven obligados a vender cosas traídas por parientes, amigos o amantes del extranjero en el menos clandestino "mercado negro". Otros venden su arte, su voz, su conocimiento, o su sexo al canadiense, mexicano, ruso, germano o napolitano; mientras otros viven de las remesas de parientes en el exilio al igual que en México, principal entrada de divisas a la isla. Lo demás es historia: trueque, insumos administrados por el estado, deudas en la tienda comunitaria, meses sin pagar la renta o la luz; al final de cuenta no pueden echarte a la calle. Una cadena imprecisa de contradicciones burbujeantes que empujan a la sociedad cubana hacia una casi absoluta hostilidad con su gobierno, sin embargo muchos de ellos abarrotados desde el talón hasta los cesos de una animadversión a hablar mal de la revolución, ya que en voz de los ahí presentes encuestados: “la revolución y Fidel fueron buenos para el país, lo malo fue la falta de compromiso y continuidad del proyecto nacional”
[2].

Cualquiera diría que es miedo y paranoia social, pero esto no es Estados Unidos o Rusia en los setentas, esto es Cuba en el 2011, y lo único que me atrevería a decir sería: propaganda de estado. Una televisión muy rica culturalmente hablando alimentada por propaganda sin intenciones de demostrar lo contrario. Sin embargo sin ningún afán de enajenación al estilo del Pol-Pot en Camboya o Mao en la China comunista. La mayoría de los cubanos tienen acceso a las noticias y opiniones del mundo y cuentan con correos electrónicos administrados por el gobierno, aunque sea por debajo del agua, ya que en teoría solo estudiantes y maestros, funcionarios, empleados de hotel y agentes de viaje tienen acceso.
El segundo factor que es importante subrayar se refiere al de la apatía del cubano hacia el cambio social y político con la salida del poder de Fidel y con la puesta en marcha de lo que Raúl denomina "la actualización del modelo socialista", mismo que consta de reformas en cuanto a comercio, inversión extranjera, iniciativa privada, régimen tributario, transparencia, administración de recursos, drástica reducción de la burocracia, eliminación de subsidios sociales excesivos y flexibilización del mercado inmobiliario, derechos de los LGTB, entre otros aspectos.[3]

Nos queda claro que la realidad en Cuba tampoco es algo que no suceda en Lationamerica o México, cuna de mentes apáticas e indiferentes, incapaces de resolver su propio destino o su lugar como nación en el mundo. La diferencia es que el mexicano siempre tiene la opción de largarse de su país si no le parece y confiarle sus sueños al primer mundo, mientras que al cubano no le queda de otra que amar o fingir amar a su patria pero con la firme esperanza de que algún día saldrá de su pequeño infierno. “Cuba es un gran reloj congelado sesenta años menos en el tiempo.”
[4] Cuando te subes a un taxi, caminas por la Habana, frecuentas "La Casa de la Música" bailando salsa en pareja con una exquisita cubana, o prolongas la gloriosa velada con el chico lindo que te coqueteo en la entrada del baño del "Habaneciendo" a cambio siempre de una ayuda para el taxi, te das cuenta del potencial del cubano que huele a tabaco y yerbabuena, toma mojito y viste ralph lauren de segunda mano. Este cubano es culto y sabe lo que quiere en la vida, posiblemente haya viajado a Moscú sin afanes de pedir asilo político porque se lo negarían. El cubano joven está consciente de que saldrá de su país por intercambio laboral a Venezuela, Rusia, Canadá o México; el viejo permanece consciente de que ya es muy tarde y presume de haber amado a su país hasta morir, pero que dejo de creer en el cambio como el niño que deja de creer en los reyes magos, nunca se puede mirar hacia atrás y volvértela a creer ¿o sí? Apoco algún mexicano creería en los políticos por más campañas mediáticas y tortibonos ¿Quién sabe? Se dice que el pueblo no tiene memoria.

Lo que es importante destacar dentro de esta apatía que parece surrealista para los ojos del que lo ve desde afuera es, que a pesar de que el cubano capitaliza improbable la posibilidad de un cambio efectivo en la isla, los jóvenes creen que saldrán de una u otra manera para trabajar, y así podrán aportarle al mundo sus ideas y sus manos morenitas que hacen maravillas. Es decir, el cubano no es conformista por el hecho de estar “relativamente soportado” por un estado paternalista hasta los intestinos. El cubano tiene el nivel educativo superior, empleo, salud, cultura, control natal voluntario, ingenio, inteligencia, belleza y autoestima suficiente para convertiste en un país desarrollado como lo hizo Chile después de la dictadura militar, aunque siempre con historias y destinos diferentes, cabe destacar. Lo único que le falta es volver a creer en la revolución, pero esta vez una revolución distinta; una sin guerra ni armas, donde dialoguen en grupos políticos capaces de presionar y gestionar con el gobierno para lograr una apertura en la isla hacia el destino infalible de riqueza y éxito.

Siguiendo entonces del tema de los jóvenes cubanos: futuro de la urgente democracia en la isla, es importante destacar el último factor de gran interés es: el de la hostilidad del cubano para trabajar por un estado que no siente como suyo. Durante nuestras visitas a zonas turísticas, discotecas, restaurantes e inclusive casas de cubanos, nos percatamos de una constante al preguntarles acerca de sus trabajos. La mayoría de los jóvenes tenían carreras universitarias, llámese contaduría, leyes, medicina, ingenierías; no obstante ninguno de ellos ejercía, a comparación de los mayores que todos ejercen y además de eso obtienen ingresos adicionales de otras maneras. Los jóvenes te dicen:
- Yo no pienso trabajar nunca para este país ni para Fidel.
Al preguntarles para que estudiaron te contestaran:
-Para estar preparados, para salir de la isla y ser alguien, lejos de aquí.

Sin más ni menos se termina esta narrativa, la cual pronostica un futuro incierto en la Cuba del 2020, una nación que parece ejercer una transición necesaria y gradual hacia la democracia ¿Será una democracia dirigida? ¿Segmentada? ¿Incluyente? ¿Anti-yanqui? ¿Pro-yanqui? ¿Multipolar? ¿Capitalista? Nadie lo sabe, las cartas están sobre la mesa, versiones sobre diásporas cubanas por el mundo huyendo del retraso en el que vivieron más de medio siglo se pronunciaran. Otras versiones sobre el rápido crecimiento económico que lograrán con la ayuda del Banco Mundial y el FMI, o que tal versiones sobre trasnacionales norteamericanas pisando territorio cubano.

Lo único que es real en Cuba es, que pesar de ser un territorio sin mayores recursos económicos, es una nación fuerte y paciente, con alto potencial y autoestima, y no hay porque no pueda salir adelante en su transición a la democracia y a la economía de mercado. Si es que no hemos inventado una nueva receta escrita por algún teórico aún más consternado que Adam Smith o Carl Marx por el futuro incierto de este caos titulado “mundo”, y acabe dividiendo aún más a los países sin que estas fuesen su intenciones. Lo cierto es que Cuba como nación tiene particularismos históricos y sociales que la hacen absolutamente autentica, una reliquia cultural digna de visitarse, retratarle y hablarle al oído para seducirla quedito, a ver si así se deja abrir un poco, solo un poquito que nos replete a todos los ojos llorosos de su esplendor.

Fuentes:
[1] Registrado de voz de Orlando, Barista entrevistado en el Hotel Riviera de Vedado.
[2] Registrado de voz de un el taxista de nombre Misael y asegurada por más de diez personas encuestadas en el Hotel Riviera, Playa “Mi Cayito”, en la calle, “Plaza de la Revolución” etc.
[3] Cuba: Raúl Castro reforma el Gabinete. Infolatam/Efe. La Habana, 6 de enero de 2011.
[4] Registrado de voz de Merle, mesera del restaurant del Hotel Riviera en Vededo.